Acción sobre el objetivo
Feb 24th, 2008 por Cecilio Andrade
“Si al comienzo no muestras quien eres,
nunca podrás después, cuando lo quisieres”
William Shakespeare. “La fierecilla domada”
Cada tipo de intervención debe ser contemplada de una forma particular y específica, ya que existen múltiples tipos, que a su vez se subdividen en otras tantas variantes.
Cada operación debe ser afrontada de una forma puntual, sin seguir patrones aparentes que puedan llevarnos a una situación de “no tener ninguna referencia pasada en la que apoyarse”.
Esto no significa actuar sin plan establecido o improvisando, por el contrario nos apoyaremos en acciones “parecidas” anteriores, estudiándolas para extraer todas las lecciones posibles y sus posibles aplicaciones. Pero el secreto radica en no calcar esas acciones en nuestros operativos. No existen dos acciones iguales, como mucho serán parecidas.
Podemos entrar cien veces dentro de la misma habitación, pues bien, jamás se entrará exactamente de la misma forma. Condiciones físicas, estructurales, personales, de armamento, equipo, experiencia profesional, adversarios, todo ello va a ser diferente, con lo que nuestra acción solo podrá parecerse a la precedente. Además el adversario jamás actuará como esperamos. Una vez establecido el perímetro de seguridad entramos en la fase final del operativo. Este no puede comenzar en ningún caso sin estar todos los equipos situados en zona y en sus sectores correspondientes. La entrada podrá decidir en base a tres formas principales de acción, con orden judicial y personal del ministerio correspondiente, por medio de métodos de distracción y engaño y por asalto directo sin aviso previo.
Indiferentemente a las formas de entrada reseñadas cualquier operación de intervención está definida por unos parámetros de actuación perfectamente claros y precisos. Los dos principales son sorpresa y velocidad.
Sorpresa.
Es fundamental para asegurar el éxito de cualquier operación armada, solo hay que recordar la frase popular “el que golpea primero golpea dos veces” para comprender el porque de este principio.
Elementos de distracción, ángulos de aproximación y puntos de entrada, si son correctamente elegidos y empleados de forma eficaz, favorecerán siempre nuestra acción.
Hasta que el Jefe del Equipo no lo comunique no se considerará la zona segura y mucho menos dominada. Los puntos sobre los que se basará para decidir que una zona es segura y está controlada serán:
- Equipo agrupado, los binomios informan de su situación y posición.
- Delincuentes identificados y neutralizados.
- Ausencia de disparos.
- Pruebas y rehenes controlados y asegurados.
- Toda posible vía de ataque está cubierta y asegurada.
Velocidad.
Es el otro factor invariable de toda intervención. Debemos atajar un problema en el mínimo tiempo posible, minimizando la capacidad de reacción del delincuente, e imposibilitando cualquier acción contra rehenes, inocentes o compañeros.
El despliegue será tanto más veloz como urgencia tengamos para acceder a zonas determinadas, habitaciones con rehenes, existencia de pruebas incriminatorias, etc.
A tenor de estos dos factores, tenemos tres formas principales de trabajo, a saber: dinámico, sistemático y por saturación.
Método Dinámico.
Se utiliza cuando la acción debe ser inmediata para acabar con una situación dada. El equipo debe desplegar de forma veloz y agresiva. La rapidez de la acción permite aprovechar el shock psicológico así como cualquier posible sistema de distracción. Exige una constante comunicación oral y vía radio. Si durante la operación el equipo encuentra resistencia, inmediatamente se pasa a una limpieza sistemática.
Las características principales de este método son.
- Sorpresa, rapidez y agresividad.
- Movimientos veloces y fluidos.
- Busca provocar el shock.
- Nivel de riesgo alto.
- Probabilidad media de bajas propias.
- Iluminación constante.
- Comunicación mínima.
- Arma principal subfusiles y granadas aturdidoras.
- El control de las pruebas es secundario.
Método Sistemático.
Debe ser siempre el utilizado por defecto salvo una situación puntual de alto riesgo, rehenes por ejemplo.
Un equipo aislará y contendrá al adversario, mientras otro equipo despeja limpia el resto del objetivo. Aquí la discreción y el cuidado deben ser extremos. Las comunicaciones deben ser todo discretas que sea posible, con susurros y señales manuales. El equipo podrá pasar al método dinámico en cualquier momento.
Sus características son:
- Entrada con seguridad.
- Movimientos lentos y sistemáticos.
- Movimientos cuidadosos y en silencio.
- Nivel de riesgo alto, pero controlado.
- Daños mínimos.
- Calma y precaución.
- Cuidado de luces y sombras.
- Subfusiles y pistolas con linternas.
- Comunicación constante y fluida.
- Aseguramos las pruebas.
- Control de los ocupantes.
Método por saturación.
Es aplicable cuando sea posible el empleo de un gran número de agentes. Es el método más empleado en redadas, por ejemplo.
Sus características específicas pueden definirse en:
- Armas cortas y largas.
- Gritos, sorpresa y shock.
- Granadas aturdidoras.
- Muchos agentes.
- Primero control de los ocupantes.
- Prioridad principal las pruebas.
- Gran velocidad de acción.
- Riesgo muy alto.
- Posibles daños.
- Avanzamos inmovilizando.
- Un segundo grupo controla a los detenidos.
Resulta casi imposible realizar una acción táctica con uno de estos tres métodos simplemente. Siendo lo más habitual pasar de dinámico a sistemático, aunque lo contrario también ocurre con relativa facilidad.
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